miércoles, 3 de agosto de 2011

La espera (mejorada) =)



Allí estaba ella, paciente, sentada en el único banco que había sido pintado de otoño por aquel árbol del ámbar. Creo que estaba esperando. No sé qué es, ni lo sabré. Cada día que pasaba, yo la veía. Siempre sola. Todos la miraban con pena, con lástima. Sé que nadie la entendía. Aún así, nadie quería interrumpir aquel pensar, nadie quería atreverse a bloquear aquellos rayos de sol que embellecían, más aún, su ser.
Todas las tardes estaba yo ahí, en aquel balcón. La observaba con paciencia. Deseaba poder descubrirla, conocerla. Al mirarla, aprendí muchas cosas, entre ellas a desear. Intenté dejar de mirarla y fracasé, pero no me importó.   
Pienso que ella en algún momento se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Era demasiado obvio que todos la observaban. Cuando ella casualmente levantaba su mirada todos fingían no mirarla, y eso es lo que hacía más absurdo lo obvio. A ella no le importaba, ó al menos es lo que yo pienso.
 Podíase ver en su rostro una eternidad de flores cayendo del cielo, una interminable y cálida brisa de pleno verano. Podíase ver en sus ojos inalcanzables cielos. Podíase observar detenidamente aquella pureza de la que todos hablaban y admiraban. Su cuerpo no presentaba más que casuales movimientos. Durante horas ella solía estar sentada en aquel banco, pasaba las tardes.
Todas las tardes se las dediqué a ella. Admiraba observar su perdición, su soledad, su paciencia. Se perdía, horas y horas. Su mirada (decía yo) parecía estar esperando la lejana llegada de nadie, parecía recorrer el extenso camino a ningún lugar.
Admirable era verla. Soporté a su lado, yo en mi balcón y ella en su banco, tardes resplandecientes y otras oscuras y lluviosas, siempre frías por la época.
Un día ya no estuvo allí. No la vi. Ese día la extrañé, y al otro, y al otro. Ella jamás volvió a sentarse en aquel banco, jamás volvió. Fácilmente se la dejó en el olvido.
Ella se fue, pero yo sigo aquí pensándola en aquel banco de roble pintado de otoño.



Darío S.

miércoles, 20 de julio de 2011

Fantasma

Ya te has ido, quiero olvidarte.
Cierro mi puerta, en vano.
Puedes entrar, y se que no te irás.
Cierro mis ojos, en vano.
Te veo en mis sueños, no morirás.
Me cubro lo oídos, en vano.
Te oigo fuertemente aún llorar

Mi cama te recuerda.
Tu cuerpo no se ha ido todavía.
Me resigno al fin.
Me acuesto a tu lado, absorto.
Te rozo y lo descubro:
Solo siento frío.
Te abrazo y te atravieso.
Te beso y no lo siento.

Te miro y no te veo.
Te toco y no lo hago.
Te alejo, más te acercas.
Te hablo y no contestas.

Ahora lo comprendo.
Ahora lo recuerdo.
Una luz blanca abre la ventana.
Un ángel es quien me llama.
Debo irme, eso parece.

Abre tu ojos, mírame
Mira mis alas, son hermosas.
Recuerda estas palabras,
serán eternas.
Donde quiera que tu estés, 
yo te cuidaré.










miércoles, 8 de junio de 2011

Suspiro

En el eterno silencio yacen sobre una reunión de plumas y seda nuestros cuerpos desnudos, carentes de temor, entre sábanas. La mañana avanza lentamente. A medida que lo hace también lo hacemos nosotros. Comenzamos a conocernos, a probarnos. De a poco el silencio se cubre con susurros, de palabras dichas sutil y suavemente, de latidos que se sienten a distancia, del sonido del amor.


Sólo las sabanas, que de a poco se fueron mojando de pasión, son las que cubren el pudor en nuestro mirar, en nuestro sentir. Ellas, junto al sol que se impone frente a la ventana y atraviesa su luz en las blancas cortinas, son las únicas testigo de lo que sucede en nuestro lecho. 


      Un suspiro, tan sólo un suspiro hizo basta para entender. Se terminó. Abrí mis ojos y ella no estaba. 




lunes, 18 de abril de 2011

Desenmascara

Sonríes. Lo haces bien. Pero no basta, no es suficiente para confundirme. Detrás de esa falsedad, estas vos. Te conozco. Sabes mentir, mas no mentirme. Sabes fingir, mas no engañarme. Eres un as del engaño.
      Soy yo quien te enseña.

lunes, 21 de febrero de 2011

El amor para mí

Amar es el acto de valentía mas delicado, en el que el sorteo de obstáculos y la perseverancia hacen de él la accion mas hermosa y el más sensato de los sentimientos. Esperar al amor aumenta el deseo de tenerlo, y tenerlo aumenta el placer de desearlo (L)

Que piensan uds?

domingo, 13 de febrero de 2011

Ausencias

Todos sabemos -o creemos saber- que la pobreza la encontramos en los lugares mas pobres de la ciudad en que vivimos, en una villa de emergencia. Ese es el tipo de pobreza a la que ninguno de nosotros quiere llegar, la económica. Pero yo sé que la pobreza económica es la que menos importa, porque hay personas que llevan dentro pobrezas mucho mas miserables. La hipocresía, la ignorancia y el odio son algunas de ellas.






De repente camino por una de las más importantes avenidas de Buenos Aires, la Av. Corrientes. Simulo ser alguien sin problemas, que sonríe a cada paso, con cada mirada cortez, ante cada gesto de amabilidad, por cada saludo. Simulo ser aquel que pretende vivir como un ave. Aquel ave que vuela sorteando cada obstáculo que se interponga, sin importar el destino, sin preocuparse por el camino.






Así como yo lo hago, todos a mi alrededor fingen o simulan ser quienes no son. Aquellos a los que vemos "cirujando" o "cartoneando" también fingen. Fingen tener una vida miserable, llena de imposibilidades, de destinos a los que nunca van a llegar. Pero no es cierto, también fingen, también simulan. O simplemente exageran. Ellos (por ej.) nos muestran que son débiles frente a la ignorancia del resto, de "la gente común", que son frágiles ante el rechazo de los que más tienen. Es cierto en determinados puntos. Pero también es falso, a ellos no les importa. Ellos llenan sus vidas con la miseria y la basura de los demás, llegan a tener más que aquellos que ya tienen, que nacieron teniendo.










Es tan fácil saber darse cuenta, es tan difícil ignorarlo.










continúa..

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La espera


Sentada en el único banco que había sido pintado de otoño, obteniendo así una singular belleza sumada a su naturalidad de roble, esperaba ella, paciente. Cada día que pasaba allí se la veía; sola. Todos la miraban con pena, con deseos de saber que era lo que a ella le sucedía. Pero nadie quería interrumpir aquel pensar, nadie quería atreverse a bloquear aquellos rayos de sol que embellecían, más aún, su cuerpo, su ser.


Todas las tardes, estaba yo ahí. En aquel balcón la observaba, con paciencia. Deseaba poder descubrir lo que en ella habitaba. Muchas cosas aprendí al mirarla. Muchas cosas pude admirar y adorar de ella. Pienso que ella en algún momento se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Pero parecía que muy poco eso le importaba, parecía que ignoraba a la ignorancia de los que la observaban pensándola fuera de sí.

Podíase ver en su rostro una eternidad de flores cayendo del cielo, una interminable y cálida brisa de pleno verano. Podíase ver en sus ojos inalcanzables cielos. Podíase observar detenidamente aquella pureza de la que todos hablaban y admiraban, ya que no presentaba su cuerpo movilidad alguna.


Al cabo de un tiempo, aquella bella mujer volvía a perderse, una y otra vez. Volvía a perderse en una tarde que caía cual rocío cae en la noche; suave, lento. Su mirada se perdía en la lejana llegada de nadie, en el extenso camino a ningún lugar. Su cuerpo parecía independiente de su alma, de su mente. Parecía no querer seguir estando allí, salirse de sí mismo. Extraña e inusualmente producía movimientos leves, muy leves, tan leves (diría yo) como aquellos que produce una montaña ante el ojo humano.


Aquella supuesta espera jamás acabó. Pero su vida penosa, melacolica, solitaria, triste, sí. Un día comencé a extrañarla, se había dejado de verla, de admirarla, de penarla. Un día ya no estuvo más.

Ella se fue. Nosotros seguimos aquí.
Fácilmente se la dejó en el olvido cual ave deja su nido en busca de independencia, de libertad. Aquellos que hablaban y hablaban de su soledad, de su supuesta locura, un día dejaron de hablarla, como si ya no importase.
Ella se fue, pero yo sigo aquí pensándola en aquel banco de roble pintado de otoño.



Darío S.

sábado, 16 de octubre de 2010

Pensando...


Existe una pregunta qué desde
tiempos remotos hizo a los más grandes pensadores de la historia cuestionarse
una y otra vez hasta concluir en ideas que fueron sustentadas por varios de
ellos, ideas que fueron criticadas, repensadas. Esta pregunta implicó decenas de
contradicciones en las ideas de los pensadores; muchos de estos grandes
pensadores contradecían sus propias ideas en el transcurrir del tiempo.

¿Qué es el hombre?

Es una pregunta muy difícil, pregunta que no podré
responder de a ciencia exacta, ya que para eso debería de
formular una hipótesis, plantearla y dejarla a la intemperie para que sea
analizada, cuestionada, aceptada o negada. Todo esto me llevaría años de
estudio, de reflexión y de espera. En síntesis. No me interesa.



Algunas de las ideas fundamentales acerca de lo que es
el hombre son las siguientes: el hombre como ser religioso; el
hombre como ser racional; el hombre como ser instintivo,
entre otras.


La idea que más me llama a
investigarla, a suponerla, a replantearla para intentar entenderla, conocerla,
es la idea del hombre como ser racional mezclada o aunada con la idea del hombre
como ser instintivo.


¿Por qué? Sencillo.

El hombre como un ser racional, actúa racionalmente, es decir, utiliza a la razón
como herramienta para desenvolverse en el medio, como sistema de defensa contra
todo aquello que pueda herir o lastimar, la utiliza como un medio para llegar a
aquello que aspira llegar. El hombre actúa pensando, es decir, piensa antes de
actuar, mientras actúa y luego de haber cometido la acción. El hombre como ser
instintivo, actúa por medio del instinto, es decir, esta idea propone que entre
el hombre y el animal no hay diferencias de esencia sino de grado. Teniendo en
cuenta este postulado poder decir que el hombre en tan sólo un animal más
desarrollado que el resto en cuanto a "capacidad cerebral". Es por esto que
estas dos ideas son las que más me llaman.
Ahora bien.. ¿A qué viene todo esto? No lo sé.
Una persona como yo cuando algo lo inquieta o simplemente lo hace pensar, intenta por medio de las palabras expresar aquello que lo inquieta. Este texto es una muestra de una de las tantas inquietudes que se muestran en mi, pero no pueden ser expresadas de otra forma que es la escritura.
Espero que les guste todo aquello que escribo. O no.
Darío Sosa.





viernes, 15 de octubre de 2010

Temporalidades


Existen en la vida de las personas, de los animales, de las plantas, los planetas, las estrellas... momentos.


Existen momentos de todo tipos, momentos en los que se hace variedad inmensa de acciones. Existen los momentos. Un momento es un corte del tiempo, una temporalidad.


Estas temporalidades pueden ser bellas, extrañas, únicas, inestables; pueden ser ricas -en un amplio sentido de expresión-, maravillosas, pueden ser con una gran variedad de colores, gustos, formas, sentimientos, pensamientos y deseos.


Estos cortes de tiempo, unido uno tras otro forman una línea de tiempo... una línea que -aunque nosotros no le brindemos atención- está inmersa en nuestra vida. Esa línea de vez en cuando es iluminada por nuestra memoria, es decir, que al recordar espacios y tiempos creamos- a veces sin saberlo- una línea de tiempo que nos ayuda en la vida cotidiana.


Durante ciertos momentos o temporalidades algunas cosas o personas sufren cambios. Cambios que pueden ser buenos, otros que pueden ser malos. En mi caso, ninguno de los dos tipos de momentos define mi situación; mi cambio es extraordinario, hermoso, es uno de los cambio mas bellos que viví durante mi vida.


¿Qué cambia en la vida de una persona en tan corto tiempo?


Cada cambio está relacionado con lo que suceda en ese momento. Ciertos momentos tornan nuestras vidas diferentes, extraordinariamente diferentes. El presenciar una muerte puede ser un cambio traumático, el sufrir la muerte de alguien cercano puede ser traumático o no. En cambio presenciar y actuar en carne propia la existencia de lo que llamamos amor puede ser una de las más bellas que nos pase. Lo es en mi caso, lo es!.


continúa en "Temporalidades 2 y 3"

viernes, 8 de octubre de 2010

Caminos




La vidaaa... La vida está llena de caminos, caminos que nos llevan al mismo lugar pero que tienen -todos y cada uno de ellos- cursos diferentes entre sí.
Cada persona está dispuesta a un camino. Debemos enfrentar a ese camino que se nos dispuso. Debemos aprender a caminarlo, a seguirlo, a sobrevivirlo.



Hay caminos que son más dificiles de transitar que otros. No son imposibles, simplemente más dificiles. Caminos de llanuras podemos encontrar, llenos de montes y cordilleras también. Caminos cortos y largos, también hallaremos. En síntesis, variedad de caminos existen y disponen a nuestras vidas. Existen también caminos que en cierto punto encontramos en vacío, un precipicio, no tenemos opción. O si...?



Al transitarlos aprendemos cosas, muchas cosas son las que aprendemos; la mayoría de las cosas que aprendemos se sientan sobre errores, es decir, un error nos lleva a reflexionar, la reflexión hace que nos demos cuenta de aquel error que cometimos. Los seres humanos, como seres racionales que somos, aprendemos a no cometer el mismo error. De ese aprendizaje proviene otro; el de corregir ese error para no volver a cometerlo. Es como un viejo dicho que a lo largo del tiempo fué deformándose pero que hoy en día tiene el mismo significado que 60 años atras... "no debemos tropezar dos veces con la misma piedra".



Otra de las cosas que aprendemos a lo largo del camino es a sentir. No me refiero a sentir a travéz de los sentidos, sino a sentir a travéz del alma, del corazón. Dentro del amplio océano de sentimientos se encuentra el amor. Éste es uno de los más hermosos sentires, pero también es de los más traidores, dolorosos. No hablaremos sobre el amor -porque no es el tema- pero sí de su relación con los caminos de la vida.


Al transitar por el camino del que venimos hablando pueden pasar muchas cosas; entre ellas, se encuentra el cruce de caminos, es decir, en un determinado tramo te encontrás con otro camino, uno que se une al tuyo. Este puede ser un camino que perdure junto al tuyo durante días, meses, años ó mejor, durante toda la vida. De estos caminos -si no son los de toda la vida- hay muchos...